Vivo en un ático en el centro y cada vez que entro en casa, un lucernario que trepa por la pared y el tejado ilumina mi llegada. Además, la escalera de mi casa se puede mover levantándola con las manos, y rueda sobre un carril. Junto con la polea-cesta que me permite subir y bajar cosas sin mucho esfuerzo, se ha convertido en el juguete de los más pequeños (y no tan pequeños) que visitan mi casa.
Arquitectura & Interiorismo. Fernando Altozano & Sebastián Severino
Construcción. Imaginean
Fotografía. Licinia Aliberti